La salud auditiva es muy importante ya que a lo largo de toda nuestra vida, estamos expuestos a numerosos ruidos que poco a poco van dañando nuestra audición. Algunos de estos ruidos son inevitables y otros por el contrario somos nosotros mismos los que nos exponemos a ellos a propósito.
Por eso es muy importante saber qué malos hábitos realizamos que nos pueden provocar una pérdida auditiva.
Algo muy común hoy en día, sobre todo por los jóvenes es el uso de auriculares o cascos para escuchar la música.
Estamos acostumbrados a escuchar música por la calle, haciendo ejercicio, cuando vamos de viaje en un autobús…. todo ese tiempo que pasamos con los auriculares puestos es muy perjudicial para nuestros oídos.
Lo normal y recomendado es que el volumen de la música esté al 50% de su capacidad y que no lo utilicemos más de una hora al día a lo sumo dos. El uso continuado de los auriculares durante varias horas al día y a un volumen excesivamente alto, nos puede dañar la audición.
Algunas señales que nos advierten que nuestro oído está dañado son:
• Escuchar zumbidos o pitidos en el oído
• Falta de entendimiento cuando nos hablan en ambientes ruidosos.
• Sensación de taponamiento del oído y de escuchar los sonidos y las voces muy débilmente.
• Aumento de volumen cuando estamos viendo la televisión.
Otro de los hábitos que tenemos es no protegernos ante los ruidos que nos rodean. La sirena de una ambulancia, el claxon de un coche, el paso de una moto, el tráfico de la calle, el ruido de las herramientas de una obra, la música en las discotecas, son diferentes ejemplos de ruidos a los que estamos continuamente expuestos sin protección.
Hay que saber que la exposición repetida a ruidos nos produce una pérdida que no se recupera una vez que dejemos de estar expuestos a ese ruido, es decir, no volvemos a recuperar la audición perdida. Por eso si trabajamos en un lugar muy ruidoso lo mejor que podemos hacer es comprarnos unos tapones anti-ruido hecho a medida con la atenuación necesaria para esa exposición en concreto.
Otra de las cosas que normalmente hacemos todas o casi todas las personas es limpiarnos los oídos con el bastoncillo. Es un hábito que prácticamente todo el mundo lo ha hecho alguna vez en su vida.
La cera o cerumen en nuestro oído se encuentra en el tercio externo del conducto auditivo externo, es decir, en la parte más externa, y nuestro oído la produce de forma natural. La cera es buena para proteger la piel del conducto auditivo externo de infecciones, también protege al tímpano del polvo y suciedad que pueden meterse en el oído.
Limpiarse los oídos con bastoncillos es malo porque sin darnos cuenta nosotros mismos podemos introducir el bastoncillo demasiado y dañarnos sin querer el conducto auditivo o el tímpano. También si no sabemos que tenemos un tapón de cera podemos estar introduciéndonoslo más para dentro y luego costará más sacárnoslo.
No solo es malo limpiarse con bastoncillos, también es malo introducirse cualquier objeto en el oído para limpiarlo, como la tapa del boli, el dedo, una horquilla…
Si notamos que producimos mucha cera, o que se nos hacen tapones con frecuencia, entonces tenemos que acudir al médico para que sea él el que vea nuestros oídos y si lo cree oportuno nos mande algún tratamiento para poder deshacer la cera o directamente nos quite el tapón que se nos ha formado.