<<Año nuevo, vida nueva>>
Es el típico dicho popular que nos suele pasar por la cabeza cuando terminamos de comernos las doce uvas en la madrugada del 1 de enero, y con él, nos planteamos diferentes propósitos para hacer efectivos durante el nuevo año. Uno de los más tradicionales (para quienes lo hacen) es dejar de fumar. Pues bien; hoy os contamos algunos de los riesgos, que supone esta acción para la salud de nuestros oídos.
Los fumadores pasivos en riesgo
Son ya diversos estudios los que demuestran el riesgo de pérdida auditiva en fumadores y en fumadores pasivos.
- Fumador pasivo. las personas que conviven con un fumador, tienen el doble de probabilidades de padecer pérdida auditiva. También depende del tiempo y cantidad de exposición al humo que tengan.
- Fumadores. Tienen hasta un 60% más de riesgo de pérdida auditiva que los no fumadores.
El humo del cigarro afecta al flujo sanguíneo de las arterias que transportan el oxígeno al oído interno. Esto provoca que se estrechen los vasos sanguíneos y que reciban un menor flujo de sangre, por lo que dejan de funcionar correctamente.
La posibilidad de pérdida de audición aumenta con la cantidad de cigarrillos consumidos al día. Pero hay una disminución del riesgo de desarrollar pérdida auditiva una vez dejado el tabaco, incluso en el caso de aquellos ex fumadores que llevan menos de 5 años sin fumar.
Nos alertan sobre su incidencia con los acúfenos (percepción de pitidos o zumbidos en el oído). La posibilidad de desarrollar tinnitus es hasta 4 veces superior en las personas que fuman, aunque sea poco, que en los no fumadores.